Una noche fría.
Su silueta se perfila de entre la multitud. Miro hacia arriba, miro a la luz.
Puedo descartar todo lo inusual de un sentimiento. Hacer que ahora mismo fluya un deseo o un simple encuentro.
La verdad es que cuando la tuve enfrente no pude pensar en otra cosa salvo en lo hermoso que eran sus ojos. No sé por qué, pero ahí fue donde me quedé atrapado.
La cuestión no es la belleza de sus ojos o la silueta a lo lejos, la verdadera pregunta se esconde tras el conjunto de su pelo rizado y su sonrisa luminosa, su acento y su forma de reir. Ya se implica hasta la manera en que mira o... me mira.
Creo que me el frío me ha jugado una mala pasada. Pero... no me importaría desafiar lo imposible.
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