sábado, 5 de mayo de 2012

Lo sé.

Te busqué.
Pero no en otros labios ni en otro cuerpo.
Simplemente te busqué.
No en mi cuarto ni en otros deseos.
Pero te busqué.

Cerraste de un portazo la puerta y me quedé encerrado en el tormento.
Aun así te busqué.
Porque no he visto mejor alma que la que escondía tus huesos.
Y me enamoré.
No de tu piernas ni de tu cabello, si no de tu ser, de tu alegría y de tus lamentos.

Me enamoré.
De esa forma de mirar y de prolongar el 'momento'.
Me cegué.
De tanto cariño y tanto te quiero.
Y me tropecé.
Intentando buscarte sin miramientos hasta que reaccioné y ordendé uno a uno mis sentimientos.
Y al fin me curé.
No con pastillas ni con un amor de cuentos.
Pero te guardé.
En mi memora y aqui dentro... y te olvidé.

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