miércoles, 2 de noviembre de 2011

Cruce de caminos


- ¡Hola!
+ Mmmm perdón pero, ¿nos conocemos de algo?
- Claro, tú eres él.
+ ¿Él?
- El hombre de mis sueños.
+ Lo dudo un poco porque ni siquiera sabes como me llamo.
- La verdad que no lo sé, pero seguro que me lo dirás.
+ Muy segura te veo.
- No has tenido nunca esa sensación de que hoy cuando salías de casa y bajabas las escaleras del portal, sabías que te ibas a cruzar a esa persona que siempre has querido cruzarte una noche normal y que te evade del mundo que te rodea?
+ Si pero hoy no he tenido esa sensación.
- Que no la hayas tenido no significa que no la tendrás.
+ Bueno, eso es algo que ni tú ni yo sabremos.
- Y ¿si te digo que si lo sé?
+ Diría que demasiado mal te tiene que ir para fijarte en un desconocido en pleno centro y que en cinco minutos ha quedado con alguien.
- Ups, perdona, ¿que tienes novia?
+ No tendría por qué decirtelo pero... no. Hace unos meses que no.
- Entonces, ¿debería estar mal por pararme e intentar conocer a una persona que me ha podido entrar por los ojos y, por las sensaciones que me está dejando y su forma de mirar, está gustandome cada segundo un poco más?
+ Me acabas de dejar sin palabras.
- Bueno, por fin has sonreido... Me gusta esa mueca en tu rostro.
+ Gracias. Pero creo que no deberías de fiarte de las personas por su físico, su  sonrisa o sus contestaciones cortas. Podría ser un psicópata o el tio que peor trata a las mujeres.
- ¿Te estás preocupando por mi?
+ Te estoy dando un consejo. Creo que detrás de esos ojos verdes se esconde una persona decente, a pesar de lo inusual que está siendo esto.
- ¿Quién es ahora el que está dejandose llevar por el físico?
+ No me dejo llevar pero me fio de mi intuición.
- Muy seguro te veo.
+ Ahora sí. Y, ¿tu nombre era...?
- No te lo he dicho. ¿Acaso importa?
+ No pero presiento que me lo dirás. La verdad que me interesa más el por qué de esta conversación.
- No sé, me dejé llevar por mi intuición.
+ ¿Te estás riendo de mi?
- Para nada. Quisiera poder reirme contigo toda la noche pero creo recorar que has quedado.
+ Es verdad! ¿Ya han pasado cinco minutos?
- Parece ser que más.
+ La verdad que ha sido un rato agradable a la vez que extraño. Bueno, he de irme. Encantado...
- Ana. Mi nombre es Ana.
+ Lo ves como no iba mal encaminado, acabarías por decirmelo.
- No pasa nada, Jose.
+ ¿Cómo lo has adivinado?
- LLevan llamándote desde hace un rato aquellos chavales, pero parece ser que no los has escuchado.
+ No... estaba centrado en las palabras que salían de esos labios color amapola y perdido en esa mirada.
- ¿Ves como no tratas mal a las mujeres? Las haces sentir bien.
+ Debo irme. Encantando, Ana.
- Lo mismo digo, psicópata. Sonrie más que así das vida a tu alrededor.




+ ¿Has tenido alguna vez esa sensación de que cuando salías de casa y bajabas las escaleras del portal, sabías que te ibas a cruzar a esa persona que siempre has querido cruzarte una noche normal y que te evade del mundo que te rodea?
- Claro...
+ Gracias... me ha gustado volver a tener esa sensación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario