miércoles, 9 de noviembre de 2011
El ruiseñor y la flor
Una lágrima me contó la historia de un ruiseñor y una flor:
- El ruiseñor era soñador, optimista, le gustaba llevarse bien tanto con el jardín como con las nubes. Sabía cuales eran sus defectos y cuales sus virtudes. Después de acabar una relación con una serpiente, quiso comerse el mundo y juro no volver a tener una relación de cielo a mar.
La flor era bellísima, muy dulce y bonita. A todos encantaba, era normal, una flor tan hermosa por fuera y tan dulce y profunda por dentro no se encuentra en ningún lugar. Tenía unos ojos que penetraban hasta por el más duro muro... y una sutileza en su forma de ser que enamoraba a todos y cada uno. Ella, harta de darlo todo por una hiena, quiso mirar más allá, y vivir la vida unicamente pensando en ella.
Todo transcurría tan normal, ambos felices de las decisiones que tomaron pero... un día... se tuvieron que cruzar.
- ¿Estaban hechos el uno para el otro? -le pregunté a la lágrima-
- Entonces que hago yo aqui... - me contestó-
No entendí la respuesta, y me siguió contando:
- El ruiseñor desde el momento en que la vio, no pudo ni imaginar, que esa flor que estaba viendo... es la flor que siempre quiso besar.
Pasaron días y mas días sin parar... el ruiseñor no sabía que por dentro sentía algo desde aquel mirar.
La flor probó varios vientos pero, algo empezó a dudar, quería ver al ruiseñor, quería oirle cantar.
El ruiseñor bajó a la tierra, para así poderla mirar, se acercó a esa dulce flor y por fin la pudo besar. Ambos felices, no podían pensar haber encontrado a su otra mitad.
- ¿Tan rápido fue eso? ¿Por que no esperar?
- Eso se preguntaban las estrellas al verlos juntos caminar.
- ¿Y no son muy distintos: un ruiseñor y una flor?
- Distinto es lo mismo que razón y corazón.
Días muy felices. Entre sus pechos están... los corazones que une el silencio, que no lo separe el mar.
Pero esto no es un cuento de hadas, y aqui nada ni nadie es perfecto. Solo se ven las consecuencias, lo que importan son los hechos.
- ¿Y que pasó o pasará? -le pregunté sin pensar-
- El ruiseñor es muy débil por culpa de la serpiente, en su cabeza aun queda veneno y apesar de que lucha por ello, su fuerza no va a más. Está cansado de volar.
- ¿Y la flor? ¿Algo intentará?
- La flor terminó agotada de la hiena, y su actitud cambió. No quiere que nadie la pise y mira por su propio "yo".
- Entiendo ambas actitudes... pero... aun así, siempre queda algo que hacer, ¿no?
- El tiempo es muy duro, y la distancia también.
El ruiseñor está que no sabe ni qué pensar. Si estuvo dándolo todo para ahora derrumbar...
Está deseando tocar a su flor, poderla abrazar, decirle que no haya nada más en el mundo que su forma de estar. Que la ama, que la adora... que ojalá pudiera ser una raiz de la tierra y estar unido a su piel.
Pero no sabe ya... si el final está escrito, o aun está por acabar.
Se enfada si se cambia el viento porque... a la flor puede tocar, y renace un fuego muy dentro que aun está por quemar.
-¿ Por qué? ¿Qué puede pasar?
- Las secuelas de la hiena, en la flor están.
Lo siento, debo de irme, ya acabo mi misión.
He recorrido tu mejilla para llegar a tu corazón.
---escrito 28.febrero.2009---
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