Volver a pensar en un recuerdo una y otra vez, hace como si estuvieses alli en ese instante.
Te hace sentir la brisa que corre o el viento que mueve tu pelo.
Pero, en este caso no hay viento.
Hay un sol radiente, un sol de verano. Pongamos un ejemplo: como el sol de principios de julio...
LLegas, te sientas, y esperas impaciente.
Tienes una tranquilidad por dentro que ni siquiera te preocupa la gente que pasa delante de ti.
Piensas que ya lo has pensado, que ya lo tienes decido.
Antes de eso, bajabas andando y, bueno, es inevitable no darle vueltas.
Es, como lo diría, como cuando estas seguro de que las patatas fritas estan ya fritas aunque parece que estan crudas.
Si, exacto.
Vas andando y pensando, bueno tal vez pueda equivocarme pero es lo mejor.
Resuena en tu cabeza de nuevo: sí, es lo mejor.
Parece que si lo repites es para darle mayor credibilidad. Algo que en ese momento te sobraba.
Pues ya estamos otra vez en el mismo banco. El sol sigue apretando.
Has llegado unos diez minutos antes pero no lo has planeado. Tenias prisa de salir de casa porque realmente es algo tan importante como para llegar tarde.
Sería la primera vez que llegaras tarde, y la última.
No te has vestido con la misma ilusión porque no quisistes que fuese asi, o no sentías que sería asi.
Tienes la idea de llegar tarde a casa, o al menos, en tres o cuatro horas como mínimo.
Miras el reloj y han pasado cuatro minutos desde que te has sentado, pero, como estas tranquilo, parece que el tiempo no corre.
Puede que estes pensado qué va a ocurrir, qué va a decir, qué va a pasar... pero como estás tan seguro de ti mismo, ni lo piensas.
Han pasado ya diez minutos, oficialmente ya debería de estar ahi y, no está.
Aparecerá, es normal, siempre llegaba un pelín tarde, puedo esperar. No tengo nada que hacer más importante.
De un giro de cabeza no consigues ver nada. Susurras: Está al llegar.
Al paso de dos minutos aparece, tan guapa como siempre, o incluso más.
Pero de repente un martilleo te descoloca de tu tranquilidad porque se ha sentado, asi, sin más.
Tú que pensabas que sabías como iba todo, que sabías que pasaría. Acabas de empezar muy mal.
Palabras, más palabras. Tal vez reproches, tal vez rencores.
El sol ahora se nota más, mi cuerpo intenta rechazarlo como puede. Sudor.
Pasan minutos, el reloj no para de trabajar.
LLega el momento, aqui parece que ya no nos toca estar.
Miradas furtivas cortando el aire, ese aire que no se siente.
Un abrazo. Un beso en la mejilla. Una caricia.
Un adiós.
Se gira el mundo al ritmo que te giras.
Cuando te das cuenta, una lágrima recorre tu mejilla.
No sientes nada.
Sin salir de la plaza te vuelves para ver si puedes sentir que esos ojos son tuyos por última vez. Pero nada.
Doblas la esquina y nada pasa por tu mente.
Es el peor camino de vuelta a casa que has hecho en mucho tiempo.
Ese camino que siempre era sonriente por haber estado juntos, por haberte divertido, enamorado, cansado, vivido.
Se hace eterno. No sientes apenas fuerzas en tus piernas pero no es por cansancio, es por ese vacio en ti.
De repente hay viento. De repente te vienen recuerdos.
Quieres sonreir, lo intentas, pero no puedes.
Buscarás mil explicaciones durante quince minutos pero no hay nada que te deje en paz.
Vuelves a pensar en varios recuerdos una y otra vez... pero ahora sabes que no estás alli.
---escrito 26.octubre.2011---
No hay comentarios:
Publicar un comentario