domingo, 20 de noviembre de 2011

Tren de recuerdos

Se me hace extraño coger el tren. A dos horas de que lo haga pero tengo una sensación rara. Hacía tiempo que no lo cogía y mi situación era otra.
Bueno, la verdad que no ha variado mucho, ¿o si?
Siempre que me iba de vuelta, por dentro sentía esa impotencia de no querer pero no poder. Los días felices que pasaba a tu lado, ya fuese dos o tres, pero que días...
El viaje de ida era una adrenalina estática constante, era una sonrisa como cualquier bobo enamorado. Me ponía nervioso hasta para dar un paso o el simple hecho de ver que ya estaba llegando al final del trayecto. Que días quellos...
La vez que me esperastes y descubrir que existía una forma de medir el tiempo que no fuesen los minutos.

Ahora, en cambio, no sé que ocurre (sí lo sé pero no quiero darme cuenta). A dos horas de coger el tren que parece que me lleva al lugar donde tengo que estar. Dejando atrás cualquier pensamiento que no me haga progresar. Lo estoy consiguiendo. Sí. Pero cómo cuesta mantener la cabeza alta cuando llueven cristales.

Se me hace extraño coger el tren, pero más extraño se me hace engañar al olvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario