sábado, 28 de enero de 2012

Cómo revivir el recuerdo

Fácil.
Nos separa solamente un río de aire y parece que me es imposible alcanzarlo.
Mis dedos juegan a ser caminantes de un sendero invisible en tu espalda, aventureros de una historia pudiendo tocarla, van sorteando uno a uno los lunares como si de pozos profundos se tratasen. ¿Cómo hacer de este momento una eternidad? Solamente entra en juego nuestra verdad.
Me miras. Te miro.
Es una batalla de ángeles cuyas armas son el deseo y la admiración. No puedo competir, me rindo ante esa mirada que penetra a través de mis ojos para tocar otro mundo. Nuestro mundo.
Me gustaría saber que es lo que pasa por la cabeza de esa vela que únicamente llega a alumbrar una parte de tu cuerpo, tan imperfecto de lamentos, tan perfecto como mis sentimientos.
Las sábanas se han teñido de tu aroma. Imaginación y realidad se funden sobre un muelle inoportuno, las sombras se reflejan sobre la pared: somos uno.
Fuera ruge el viento, se ha peleado con las nubes. Desconsoladas lloran cubriendo de lágrimas las ventanas pero ni eso hace que dentro de esta habitación el amor se pare.
Noto tu corazón palpitar en mi pecho, tus labios han jurado amor a la locura y no tienen freno, tendremos que dar guerra a los deseos. Susurros sin explicación salen de tu boca.
Se para el tiempo.
Segundos duran nuestros párpados cerrados como intentando rescatar las revoluciones de nuestros corazones acelerados que van aminorando la marcha. Respiros intranquilos se transforman en espacios infinitos llenos de paz.
Me miras. Te miro.
Esta es nuestra verdad.

viernes, 27 de enero de 2012

Ciego

¿Es el lado correcto hacía donde estoy mirando?
¿Realmente mis pensamientos se han aliado con la verdad de mi propia vida? (¿de mi propio camino?)
Tengo miedo a equivocarme, mucho miedo, de tropezar y no poder levantarme e incluso de no ser quien creo; a dejar que pase el tiempo y no reaccionar en el preciso momento.
Estoy asustado porque sé que cada segundo que pasa, es un segundo perdido. Tal vez no lo sepa aprovechar como debiese, o no quiero hacerlo. Se me ha hecho tan difícil tirar para adelante este cuerpo muerto, esta rabia contenida y este malestar concreto.
Me he querido pintar una y otra vez en el firmamento. He querido dibujar las noches que yo quiero, pensé que podría burlarme del reloj, burlarme de mi propio sueño, pero no he hecho más que perder mi propio tiempo.
No manejo vidas, ni tampoco movimientos. Me he creido ser Dios, y lo siento, me he creido ser el dueño.
Tengo miedo a equivocarme, y vuelvo a repetirlo, mucho miedo.
Miedo a mirar a los ojos y no ver ningún destello. Miedo a no poder sentir con las yemas de mis dedos. Miedo a olvidarme de los nombres cuando pase un largo tiempo. Miedo a no saber quién es mi verdadero consuelo. Miedo a mirar arriba y no ver el cielo...

jueves, 19 de enero de 2012

Visceralmente en tus labios

Pero, ¿qué coño pasa aquí?
Aniquilo una a una las palabras que salen de algún buzón lleno de basura, como por ejemplo su boca.
Me sangra el interior como sangran los dientes al morder el acero, busco alcohol con el que curar las heridas pero solo encuentro lejía para quemarme una y otra vez.
La cicatriz de mi pecho está buscando aliados debajo de mis huesos.
No tengo frío porque el hielo de este aire abrasa mis poros, destrozan cualquier sensación en mi piel.
Una aguja agarrada a un hilo está amenazando a mi boca, como se me ocurra pronunciar su nombre van a bailar entre mis labios.
El presente ha cogido al recuerdo por el cuello y lo ha estrellado contra la pared y de su cabeza se derrama anhelos muertos de sed.
En nuestra foto mi silueta se ha vuelto cenizas, ha preferido arder que estar rodeada en un ser y no ser.
He pillado a mis piernas robando en un charco de mentiras, dicen que están enganchadas a pisar el suelo que pisas.
'Huele a descomposición' piensa mi nariz mirando a los ojos a tu perfume.
La úlcera de tu imagen no para de toser, vive ajena a la voluntad, vive en su puto mundo cruel.
Aficionado a beber aceite hirviendo.
Firmado:

Nuestro mundo se está pudriendo.

domingo, 15 de enero de 2012

Carretera del destino

No puedo abrir los ojos.
Levemente levanto los párpados. ¿Qué ha pasado?
Solo escucho gotas caer sobre un metal.
¿Dónde estoy? No logro recordar nada.
"¿Hola?" pregunto con un hilo de voz que no llego ni a escuchar yo mismo.
Mi respiración se acelera incluso sin hacerlo correctamente.
Algo está impidiendo que pueda hablar más alto.
No puedo mover las piernas, no llego ni a verlas.
Empieza un dolor de cabeza mezclado con sangre y sudor, pero ¿qué pasa?
Estoy boca abajo, solo logro ver una pequeña luz parpadeante, no sé qué es.
Intentaré relajarme, piensa un poco por favor, piensa...


Recuerdo que estaba feliz, muy feliz, más de lo normal.
Escuchaba música y cantaba gritando, nadie podía oírme.
Coloqué el anillo en el salpicadero, para que cada vez que lo viese no se me quitase esta sonrisilla de tonto. Hoy era un día especial.
Sonó el móvil, era ella llamándome, pero imposible cogérselo en pleno viaje. Estábamos en ciudades distintas por nuestros trabajos y decidí ir a visitarla sin avisarle de ello, lo que se dice: una sorpresa. Además llevábamos un tiempo regular y sabía que ésto iba a ser un giro positivo para nuestra relación.
Volvió a llamar una y otra vez más. Ya me resultaba un poco extraño, pero bueno.
De repente llega un mensaje. Imaginé que era ella y que algo grave había pasado, entonces sin parar de conducir me puse a leerlo.

"Veo que sigues igual de ocupado que siempre que no tienes tiempo ni para coger un segundo el teléfono y decirme que no puedes hablar.
¿Ni un sábado por la mañana paras? O tal vez anoche te la pillaste muy gorda y no puedes ni acordarte de tu nombre.
Lo siento, no sé cómo te estás tomando ésta relación pero yo creo que ya he tomado una decisión. Ya que no eres capaz ni de cogerme el móvil (y como apenas nos vemos) creo que te lo diré por aquí.
Lo mejor será tomarnos un tiempo, pensar todas las cosas bien. ¿Nos merece la pena ésta situación?"

No me podía creer el mensaje, ahora mismo estaba aislado del mundo cuando de repente... el coche se salió de la carretera.

¿Me merece la pena ésta situación? Me pregunto una y otra vez. Vaya ironía del destino...
Siento frío y sólo quiero dormir. Estoy muy cansado.
Intento alcanzar la pequeña luz, era el móvil, me estaba llamando otra vez. Lo cojo y empieza a bombardearme con palabras. Incrementa mi dolor de cabeza. Las fuerzas ahora se vienen abajo, tengo mucha sed.
Ella sigue con su batalla particular cuando pregunta "Y tú, ¿no dices nada?"
Me toco el cuello, lleno de sangre, hay un agujero. Meto los dedos y saco algo... el anillo.
Una lágrima roja cae por mi mejilla, ya no tengo sed, con voz afónica confieso:

 "Te quiero. No te olvidaré..."

sábado, 14 de enero de 2012

Hablar de ti

No voy a engañar al tiempo, y mucho menos a mi mismo.
Digamos que fue el alcohol quien me hizo ver en ti algo distinto a lo que creía o debía.
Nunca se me dio bien ocultar mis sentimientos, es imposible retener lo que llevo dentro.
Se para el aire si se cruza tus ojos con mi mirada, las agujas del reloj se congelan para que mi ser disfrute de tal belleza.
Cuando vuelvo a reaccionar ya me has dejado de mirar pero se ha grabado la profundidad de ese color verde en mi cabeza.
Surcar la comisura de tus labios, navegar a la deriva sin timón, podría vencer a cualquier tempestad si fuese el dueño de tu corazón.
Las palabras las digo tal como las siento aunque en mi cabeza existe un filtro que provoca mi lamento.
Rozo la locura pensando que cada mañana te acuerdas de mi o simplemente imaginando que tu cuerpo me quiere sentir.
Sé que no es momento, que estas sujeta a un amor, por eso mis palabras se avergüenzan de mi voz.
He dejado en el olvido las llaves de mi desesperación e intentaré que en un tiempo se calme ésta ilusión.

Lo sé, que no es poco

Aquí sentado, dialogando con el silencio, caigo en las redes de mi propio pensamiento.
Sé que sin quererlo lo he sentido. Y queriendo debo dejarlo de sentir.
Una ilusión que coge de la mano a la locura y la lleva a la obsesión.
No es el camino correcto, ni el momento, ni el tiempo.
Ya habrá tormentas en mi cuarto si en algo me estoy equivocando.
Pero no quiero seguir viviendo de un suspiro que ni siquiera me roza el rostro.
No puedo mandar bajo mi pecho, pero si puedo deshacer lo que no está hecho.

miércoles, 11 de enero de 2012

Oscuridad


Capacidad ilimitada. Capacidad innata.
Estado anímico bestial, ganas de ver feliz a los demás.
Pero, ¿qué pasa cuando flaquean las fuerzas?
Ni siquiera tu luz se refleja en el espejo.
Lo que mejor sienta es esconderte tras las sombras de la habitación con los ojos abiertos mirando fijamente al vacío.
¿Quién se tapa los oídos sin necesidad de que tenga que gritar lo que llevo dentro?
¿Existes? ¿Dónde estás?
Estás en corriente y ni el aire te quiere tocar.
Subes la persiana y el mundo se fue a pasear.
Tal vez necesites reposar... pero no sabes ni que pie debes apoyar.
¿Hay vida después de la vida?
Las preguntas salen disparadas como si de un cristal hayan saltado.
No quiero pensar en nada. No sé aprender del pasado.

lunes, 9 de enero de 2012

LLegará

La perfección nos está esperando.
Tranquila, no tengo prisa, puedo esperar.

Solo acuérdate en que calle tienes que entrar y qué tienes que decir, solo eso.
No importa nada la forma en la que vistas o la manera en la que subas las escaleras.
A lo mejor tengo una ligera impresión de cómo son tus ojos pero, bueno, mientras que con mirarme me lo digas todo, me vale.
Recién levantada y sin maquillar, que más da, puedes llegar incluso en bata, lo importante es llegar. Lo importante es que me quieras mirar. Ya cuando pase todo esto nos vestiremos de gala y bailaremos con las olas del mar.
Puedes cantar desafinando o simplemente tararear, que ya guardaré en mi memoria tus susurros al tontear.
No mires la hora porque eso no me va a importar, solo acuérdate de mis palabras que la perfección está por llegar.

miércoles, 4 de enero de 2012

Todo o nada

Me he perdido y no sé por dónde tengo que ir.
Ahogado en mis propias palabras, desterrado de mi propio pensamiento.
Cierro los ojos con fuerzas para poderlo revivir.
Quiero, pero no puedo, volverlo a sentir.
Esperaré a que el viento sople a mi favor, hasta entonces vaciaré de sentimientos mi corazón.