lunes, 20 de abril de 2015

Y quiero

Van cayendo una a una las flores. No tuve tiempo ni de pincharme con sus espinas.
Apaga la luz que me ciega tanta luminosidad, tanto brillo irracional, tanta intensidad superficial.
Podría olvidarme de mi. (¿La verdad? No puedo.)
Necesitaría alejarme de mi propia mente. No pensar.
Evadirme del mundo. Silenciar cada pensamiento cuando amanece o cada pregunta cuando anochece.
¿Qué pensará el sol cuando subo la persiana?
A veces, solo a veces, escribo en el espejo su nombre, sus nombres... Y, ¿De qué sirve?
Podría olvidarme de mi pero, ¿la verdad? No puedo.
No es cuestión de buscar, ni de llegar a encontrar. La respuesta está en no moverte, no reaccionar.
Recorrer con el dedo índice las costuras del sofá mientras mi mirada vaga en el recuerdo abstraída del tiempo.
Dame más alcohol que quiero nublar la imagen de su cuerpo en mi mente.
Puede ser, qué se yo, un hilo de luz asomándose en sus hombros. La estela de un cuadro que lleva tiempo descolgado de la pared donde yacen imágenes dibujadas con el vaho de cada mañana.
O tal vez, por decir algo, podría ser un barrido de un color verdoso que no se apagase, que no cegase con tanta luminosidad, tanto brillo racional, tanta intensidad interior.
Van levantándose una a una las flores. Tengo todo el tiempo del mundo.
Podría olvidarme de ti. ¿La verdad?

domingo, 12 de abril de 2015

Ya está.

Te echo de menos,
esa es la verdad.
Te echo de menos
pero ya no puedo más.
Cansado de no verte,
desesperado de tanto pensar.
Vacío de no tenerte,
de no saber que pasará.
Te echo de menos,
no lo podré evitar.
Te echaré más de menos,
si en menos no estarás.