domingo, 11 de noviembre de 2012

La rabia de sentir

¿Cómo se puede decir lo que uno siente sin que haya daños colaterales?
¿Cómo puedo hacer que dos mentes sigan estando intactas si cuando fluye los sentimientos a través de las palabras una de ellas se derrumba y llena de vacío cualquier clase de compenetración?
¿Cómo explico lo inexplicable o lo que me cuesta tanto expresar?
¿Alguien me puede decir, o simplemente guiar, por dónde han de pisar mis pies cuando quiero salir de este agobio mental?
¿Por qué las preguntas retóricas no tienen respuestas si en ellas están innatas tales soluciones?
¿Mi torpeza sentimental puede ser la causante de esta inestable comunicación?
¿Pueden las dudas tranquilizarme si las empapo con vasos de ron?
¿Sabría alguien decirme dónde para a descansar el dolor?

¿Podría alguien abrazarme y tranquilizar mi corazón?

miércoles, 7 de noviembre de 2012

De oreja a oreja

Permíteme descuidarme, evadirme de este absurdo mundo donde si señalan a la luna todos la miran asombrados. Prefiero dibujarla con mi dedo en un sitio soleado, imaginar que me toca y estar a su lado.
Lo siento pero no hay nada que encontrar en mi. Ahora es el momento de desaparecer y no parar de sonreir. De mirarlas a todas y de mirarte a ti. De que me duela la barriga de tanto reír.
Perdona, pero, ya no estoy allí  En los cuentos de soñadores y príncipes de serrín. En el barco sin timón navegando un día gris.
No es fácil, pero es así. Mi mente vuela desnuda sin preocuparse de sufrir, bailando con mi soledad en un ritmo sin fin, coloreando las mañanas con distinto carmín.
Lo entiendo, no me puedes seguir. En mis sueños corro solo y despierto así: con el pelo empapado huyendo sin huir.
Tal vez lo entiendas, o tal vez empieces a rugir.
Bésame en la espalda, adiós, me largo de de aquí.
Apagaré con dos dedos el sol y el mundo va a descubrir.
Que existe una nueva luz porque voy a sonreir.