sábado, 28 de enero de 2012

Cómo revivir el recuerdo

Fácil.
Nos separa solamente un río de aire y parece que me es imposible alcanzarlo.
Mis dedos juegan a ser caminantes de un sendero invisible en tu espalda, aventureros de una historia pudiendo tocarla, van sorteando uno a uno los lunares como si de pozos profundos se tratasen. ¿Cómo hacer de este momento una eternidad? Solamente entra en juego nuestra verdad.
Me miras. Te miro.
Es una batalla de ángeles cuyas armas son el deseo y la admiración. No puedo competir, me rindo ante esa mirada que penetra a través de mis ojos para tocar otro mundo. Nuestro mundo.
Me gustaría saber que es lo que pasa por la cabeza de esa vela que únicamente llega a alumbrar una parte de tu cuerpo, tan imperfecto de lamentos, tan perfecto como mis sentimientos.
Las sábanas se han teñido de tu aroma. Imaginación y realidad se funden sobre un muelle inoportuno, las sombras se reflejan sobre la pared: somos uno.
Fuera ruge el viento, se ha peleado con las nubes. Desconsoladas lloran cubriendo de lágrimas las ventanas pero ni eso hace que dentro de esta habitación el amor se pare.
Noto tu corazón palpitar en mi pecho, tus labios han jurado amor a la locura y no tienen freno, tendremos que dar guerra a los deseos. Susurros sin explicación salen de tu boca.
Se para el tiempo.
Segundos duran nuestros párpados cerrados como intentando rescatar las revoluciones de nuestros corazones acelerados que van aminorando la marcha. Respiros intranquilos se transforman en espacios infinitos llenos de paz.
Me miras. Te miro.
Esta es nuestra verdad.

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