miércoles, 9 de octubre de 2013

-

Abajo está la debilidad de tu mente.
Has barrido de golpe cualquier libertad, cualquier sentimiento.
Fuiste reina de un castillo sin nombre, de un alquiler de sueños, de una idea uniforme.

No puedo dejar de amarte, es cierto. No puedo dejarlo...

Lucho contra mi propio ser, lucho contra mi mismo. Las mismas veces que luché buscando alejarme de mi mismo. No es normal que esté la rosa mojada en pleno septiembre. No fue típico, más bien exagerado, que un corazón liderara una guerra ficticia en su caballo honorable de su coraza orgullosa.

Blanquean las paredes la triste mirada de unos ojos. Dos esferas perdidas entre tu sombra y la mía.

Nacer de nuevo es complicado, nacer de lo quemado.
No había más.
No ha quedado nada.

La debilidad de tu mente. La ilusión perdida de la mía.