martes, 28 de febrero de 2012

Sencillamente preciosa

¿Cómo se le puede llamar?
Es tan complicado dejar que mis palabras o mi propia mente encuentren un sentido a todo esto.
Sencillamente preciosa.
Cada detalle era una etapa nueva de ilusión. Cuando me hablaba no quería que terminase aquello que me estaba contando porque necesitaba tener su mirada clavada en mis ojos, que no me dejasen de mirar esos ojos marrones claros.
Que sensación tan gratificante la de estas 24 horas. Obviamente mis pensamientos no van más allá de un simple "me ha encantado haberte conocido" porque sé lo que hay detrás, pero puedo decir que me ha llenado de paz haber conocido a una persona así.


Qué decir de su sonrisa...

Nunca he estado con tantas ganas de decir y expresar tanto lo que llevo dentro como hoy, y a la vez no saber siquiera como hacerlo.

domingo, 19 de febrero de 2012

'Farandùla'

A fuego lento.
El sol lleva veinte años con compañía que le ayuda a iluminar.
El mundo sigue sonriendo al compás de un taconear.
¿La primera palabra que se me ocurra? Alegría. Alegrarse.
Imposible discutir, por mucho que se lo plantee, es imposible enfadarse.
Pueden ser las dos de la mañana, que una conversación de un minuto se convierte en casi las cuatro.
Pues ala, buenas noches, a la cama sonriendo un rato.
Las estrellas no pueden explicar como en la distancia una amistad se puede forjar, es difícil llegar a un corazón desde tan lejos.
Y es que es inevitable no quererla cada día un poquito más, lleva el arte por bandera y se pone a bailar.
Sonrojadas mejillas.
Solo con pensar en esa imagen se dibuja una sonrisilla.
Unas palabras salen al aire: "no te puedo mirar..."
Un mensajero del vacío que ya lo sabe interpretar.
Es muy fácil volar como la imaginación, con su nombre como alas del corazón.

martes, 7 de febrero de 2012

Desierto

Rodeado de belleza.
Sólo existe el peso de tu cabeza sobre mi pecho, el calor de tus brazos acordonando mi cintura.
Miramos el infinito mar mientras el gélido viento quiere colarse entre nosotros. Tu pelo hace contraste con el sol que empieza a esconderse dejando que sus rayos se alarguen con intensidad hasta rozar la orilla.
Un suspiro sale de tu boca. Ojala pudiera explicarte que soy capaz de proteger ese suspiro para que no se roce con el aire, ojala hubiera una manera de hacerte ver que quiero cuidarte, ser el protector de todo lo que forma parte de ti.
Giras tu cabeza para que pueda contemplar esos ojos junto con el brillo de esta enorme estrella que los aclara como si fuesen el centro del universo.
Con tu mano delicada coges un puñado de arena y tu sonrisa me avisa que una guerra va a comenzar. De un salto sales corriendo dejando tras de ti mi cuerpo lleno de ésta arena blanca.
Mis piernas obedecen rápidamente a las tuyas y comienzan a seguirte. Salimos rodando mientras tu risa llena el silencio de la playa. Necesito unos segundos para darme cuenta de que esto es realidad que no quiero separarme de tu piel ni un minuto más, que cada día te voy a conquistar y no te dejaré de pensar.
Sin saber cómo, nuestros labios acaban mezclándose con la tibia arena.

Rodilla en tierra, entregándote mi mano y con la luna como testigo: “¿Me concede este baile?” Con la nariz roja y las mejillas rosadas, no hay más sitio en tu rostro para que quepa esa inmensa sonrisa y el brillo de tus ojos contestan. No existe frío que nuestros cuerpos no puedan soportar. Bailamos al son de las olas del mar con las estrellas iluminando nuestras almas pegadas por debajo de la piel.
Es una forma de tocar el cielo sin despegar los pies del suelo.
Susurro en tu oído: “Le bajaré la voz al viento para poder escuchar tu respiración”.

No hacen falta palabras, todo queda dentro de un corazón.

No sé si lo he soñado pero me hace sentir vivo.
Aun no te he buscado aunque sé que lo viviré contigo.