domingo, 15 de enero de 2012

Carretera del destino

No puedo abrir los ojos.
Levemente levanto los párpados. ¿Qué ha pasado?
Solo escucho gotas caer sobre un metal.
¿Dónde estoy? No logro recordar nada.
"¿Hola?" pregunto con un hilo de voz que no llego ni a escuchar yo mismo.
Mi respiración se acelera incluso sin hacerlo correctamente.
Algo está impidiendo que pueda hablar más alto.
No puedo mover las piernas, no llego ni a verlas.
Empieza un dolor de cabeza mezclado con sangre y sudor, pero ¿qué pasa?
Estoy boca abajo, solo logro ver una pequeña luz parpadeante, no sé qué es.
Intentaré relajarme, piensa un poco por favor, piensa...


Recuerdo que estaba feliz, muy feliz, más de lo normal.
Escuchaba música y cantaba gritando, nadie podía oírme.
Coloqué el anillo en el salpicadero, para que cada vez que lo viese no se me quitase esta sonrisilla de tonto. Hoy era un día especial.
Sonó el móvil, era ella llamándome, pero imposible cogérselo en pleno viaje. Estábamos en ciudades distintas por nuestros trabajos y decidí ir a visitarla sin avisarle de ello, lo que se dice: una sorpresa. Además llevábamos un tiempo regular y sabía que ésto iba a ser un giro positivo para nuestra relación.
Volvió a llamar una y otra vez más. Ya me resultaba un poco extraño, pero bueno.
De repente llega un mensaje. Imaginé que era ella y que algo grave había pasado, entonces sin parar de conducir me puse a leerlo.

"Veo que sigues igual de ocupado que siempre que no tienes tiempo ni para coger un segundo el teléfono y decirme que no puedes hablar.
¿Ni un sábado por la mañana paras? O tal vez anoche te la pillaste muy gorda y no puedes ni acordarte de tu nombre.
Lo siento, no sé cómo te estás tomando ésta relación pero yo creo que ya he tomado una decisión. Ya que no eres capaz ni de cogerme el móvil (y como apenas nos vemos) creo que te lo diré por aquí.
Lo mejor será tomarnos un tiempo, pensar todas las cosas bien. ¿Nos merece la pena ésta situación?"

No me podía creer el mensaje, ahora mismo estaba aislado del mundo cuando de repente... el coche se salió de la carretera.

¿Me merece la pena ésta situación? Me pregunto una y otra vez. Vaya ironía del destino...
Siento frío y sólo quiero dormir. Estoy muy cansado.
Intento alcanzar la pequeña luz, era el móvil, me estaba llamando otra vez. Lo cojo y empieza a bombardearme con palabras. Incrementa mi dolor de cabeza. Las fuerzas ahora se vienen abajo, tengo mucha sed.
Ella sigue con su batalla particular cuando pregunta "Y tú, ¿no dices nada?"
Me toco el cuello, lleno de sangre, hay un agujero. Meto los dedos y saco algo... el anillo.
Una lágrima roja cae por mi mejilla, ya no tengo sed, con voz afónica confieso:

 "Te quiero. No te olvidaré..."

6 comentarios:

  1. pffff...pfff! es qeeeee no puedo decir nada. Increíble. Genial. En serio, una pasada!

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  2. :__) Joo, que penita me acaba de entrar. Está super bien,me ha encantado, en serio. Aunque no fuera tu intención algo así era lo que yo quería. Leer mientras se te encoge algo muy dentro. Enhorabuena ardi, te estás convirtiendo en un artistazo. Espero próximas publicaciones tan geniales como esta. Un besazo.

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    1. gracias!! =D me alegro que te haya gustado!! ^^ un besazo koa!!

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  3. Gabri-Nadal, me quito el sombrero.. (aunq no llevo, pero si llevará me lo quitaría! jajajaja) Ya mismo al estrellato, fuera fonsi! Arriba el Pendón!

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