sábado, 18 de mayo de 2013

Nunca más.

No encuentro la salida por muy grande que esté el letrero.
Estoy en medio. Ni fuera, ni dentro. En medio.

¿Hace falta que vengan y me empujen? Porque por mucho que tiren de mi, muy dentro no llego a estar.
Sonrío sin dejar de pasar el dedo indice por mi frente. Sonrío, porque no puedo más.
La cabeza me va a estallar. Circunstancias. Ambigüedades. Incoherencias. Dudas...

Gestos que dicen mucho sin pronunciar palabra.
Qué fácil es rendirse y qué cansado es luchar (contra viento y marea es imposible avanzar).

No es mi culpa. Lo sé.
Me pierden las formas. También.
Sonoras suenan aunque no salgan de mi boca, pero se quedan encerradas y dan vueltas como un pájaro nervioso en su jaula.
Miro al mar y ya dudo, sí, pero ¿qué puedo hacer? Intento descansar mis pensamientos pero ni siquiera duermo bien.
Qué desastre. Qué desilusión. Qué roce del lamento con la perdición.
LLevo un tiempo buscando sin encontrar,

aspirar sin respirar,
amando sin amar...

miércoles, 15 de mayo de 2013

Para qué


Mis palabras se encierran en paredes imaginarias. Cuando salen de mi boca con ese ritmo nervioso no encuentro solución alguna a los pesares de mi ser. Hablar solo no tranquiliza a nadie.
Necesito recordarte. Necesito tocarte.

No es cuestión de ansias ni de deseo. Eres parte de mi cuerpo y de mi pensar. Lo sabes, ¿no?. A pesar de que mi felicidad a veces se encharque con lágrimas de bobo. A pesar de que mis ojos no quieran mirarte, mis manos tratan de buscarte, mis labios de consolarte y mi alma de besarte. ¿Lo sabes o no? Las noches son más frías desde que tu desnudez no me viste. Mi despertar es menos hermoso si no veo tu rostro encima de la almohada. Anoche me preguntó mi oreja que cuánto tiempo pasaría para volverla a incomodar con tu respiración. Yo le dije que no sé siquiera si respiras.
Respirar por mi, claro.
Sí. Es complicado. A veces dudo de la situación. Me dejo perturbar por meses anteriores, por rincones con carteles de precaución dentro de mi cabeza, por esos sitios sombríos que mi mente ha intentado anular, vetar, prohibir e incluso quemar. 
Lo intenté un par de veces con alcohol y no dio resultado. Está visto que ésta herida no se puede mezclar con ron.
Pero realmente no es una herida, es una cabezoneria mía, ¿no?. 
Es una idea fundamentada en querer creer lo que realmente no es o lo que quisiese que fuese para...¿qué? Esa es la mayor pregunta que me hago al despertar un día gris como hoy.
¿Para qué seguir pensando en el dolor si con el paso de los días puede incrementar dicha sensación?
Por qué me hago preguntas que solo quiero responder yo si estoy harto de contestar y hablar solo no tranquiliza a nadie, ¿no?.
Echo de menos hablar contigo.
Lo sabes, ¿no?.